Auxiliar de Lenguas

Reflexiones sobre aprendizaje de lenguas extranjeras desde una perspectiva personal

Si eres alguien que me conoce (y si me lees considero que me conoces, aunque sea un poquito), sabrás que me encanta jugar a videojuegos. En general no suelo hacer ascos a ningún género, pero sin duda aquellos que más disfruto son los que incluyen aventuras y exploración. Si además la historia me parece interesante, me engancho total e irremediablemente. También al ser interactivos, siento que los videojuegos me dan cierta independencia y libre albedrío para solucionar asuntos que se presentan cuando vas avanzando en la trama. Y a mí, que soy una exploradora nata, me resulta muy gratificante porque me encanta ponerme al mando y tomar decisiones para alcanzar hitos.

 

Jugar a videojuegos, especialmente cuando no sigues ningún tipo de guía que te ayude a saber cuál es el siguiente paso que debes tomar, me recuerda un poco a cuando estudias o tienes que preparar una lengua por tu cuenta, precisamente porque en ambos casos está en tu mano decidir por qué caminos avanzar, cómo y a veces cuándo hacerlo. Por supuesto, tener el control va de la mano de tener que pararte a reflexionar de vez en cuando, porque no siempre es obvio por dónde hay que ir. A veces hay que pensar de forma creativa, hacerse preguntas o agudizar el ingenio.

 

Te pongo un ejemplo tonto: a veces en un juego sabemos que para pasar a la siguiente pantalla tenemos que entrar por una puerta, pero está cerrada. ¿Cómo lo hacemos entonces? Ponemos a nuestra mente a trabajar (aunque sea un mínimo) y se nos ocurre que quizá haya una llave para acceder en algún lugar escondido de ese escenario, o quizá tengamos que buscar una entrada secreta por otro lado. 

Cuando se trata de avanzar en el estudio por mí misma y no tengo ni la más remota idea de qué es lo siguiente que necesito hacer para llegar a mi objetivo, evalúo mi situación en ese momento e intento buscar las respuestas por mí misma a través de preguntas. Por ejemplo: ¿qué es lo que creo que tengo que hacer? ¿De qué herramientas dispongo ahora? ¿Qué es lo que no tengo pero intuyo que necesito? ¿Qué otras cosas podrían tener relevancia para avanzar pero que quizá estoy obviando?

 

Pongamos que mi objetivo es ser capaz de superar una entrevista de trabajo en la lengua extranjera que estudio pero estoy atascada y no sé qué tengo que hacer ahora. Para empezar, evalúo qué es lo que considero que necesito para llegar a “ser capaz de superar una entrevista de trabajo en la lengua extranjera que estudio”. Esta primera pregunta no va a trazarme el camino por sí sola, pero el simple hecho de intentar responderla puede proporcionarme información muy valiosa.  De hecho, me da una nueva dirección: como si de un videojuego se tratase, aquí también necesitaré echar un ojo a mi inventario y al escenario en el que estoy ahora mismo con objeto de responderla para ver si puedo avanzar. Volviendo al ejemplo de la entrevista, esto puede traducirse en entrar a valorar lo que ya sé en la lengua (por ejemplo, cierto vocabulario o expresiones), pensar en otras competencias que puedo necesitar mejorar para llegar hasta ahí (quizá mejorar mi comprensión y expresión oral), cuestionarme qué otras cosas, aunque aparentemente accesorias, podría ser valioso tener también…

 

A veces nos toca hilar un poco más fino porque nos hemos dado cuenta de que nos faltan herramientas y tenemos que seguir haciéndonos preguntas para despejar el camino. Quizá no tengo el vocabulario que necesito para una entrevista: en ese caso, ¿dónde podría encontrarlo? Si me cuesta entender a otras personas hablando esa lengua, ¿qué podría hacer para que fuese un poco más fácil comprenderles? Si mi problema es la falta de confianza en mí misma, ¿qué podría hacer para sentirme más segura de mí misma cuando esté en la entrevista?

 

Si no estás acostumbrado a hacerte preguntas como estas te aviso de que las primeras veces puede ser más difícil responderlas, pero no imposible. Es probable que incluso te sorprendas a ti mismo con respuestas que aunque al principio puedan parecer un poco raras, bien miradas tienen todo el sentido del mundo. Y, vale, quizá no sea el método más rápido para avanzar ni el mejor,  pero dirigir el camino usando tus propios filtros a través de preguntas que tú mismo te hagas lo convertirá en TU camino, así que las respuestas siempre estarán cien por cien relacionadas con lo que TÚ quieres.

 

A la hora de aprender, como en los juegos, pueden llegar momentos en los que por mucho que me rompa la cabeza intentando buscar el siguiente paso, no encuentro forma humana de avanzar simple y llanamente porque no soy perfecta y hay cosas que se me atragantan. En esos casos en los que creo haberlo intentado todo pero no soy capaz de conseguirlo por mí misma, o si veo que necesito algo pero no sé muy bien cómo obtenerlo, antes que tirar la toalla busco una guía que pueda ayudarme a resolver ese problema que se me ha atravesado. En el caso del aprendizaje de lenguas, esa guía puede ser un profe, un curso o un libro de texto que nos orienten un poco con eso de por dónde ir.

 

Pero si por lo que sea en este momento no te encuentras en un buen momento para avanzar ayudado por alguien y solo te tienes a ti mismo, lo de evaluar tu situación actual y hacerte preguntas a ti mismo para buscar orientación puede darte un poco de luz en el camino si te sientes un poco perdido. Por supuesto, de ninguna manera pretendo que veas esta entrada como un manual de instrucciones para avanzar paso a paso porque, como imaginarás, no tengo ni idea de dónde estás, ni de hacia dónde vas, ni de qué necesitas ahora mismo para avanzar. Si me he decidido a compartir la idea de plantearte preguntas para avanzar en tu propio aprendizaje es porque creo que es una herramienta que da pie a la reflexión y agudiza el ingenio a la hora de encontrar soluciones por uno mismo cuando estudias en solitario.

 

Pese a que pueda sonar un poco fantasioso o a estereotipo, creo sinceramente que aprender es muy similar a jugar y de hecho, mirado con lupa se encuentran muchos más paralelismos de los que pueda parecer a simple vista. Como en los juegos, también aprender requiere pensar y tomar tus propias decisiones, algo que fomenta el crecimiento. Mi propósito con esta entrada es animarte a que tomes el coraje necesario para preguntarte qué es lo que necesitas para llegar allá donde deseas llegar. Reconozco que avanzar sin guía por un camino que no conoces del todo puede llegar a ser abrumador pero es extremadamente gratificante obtener respuestas por uno mismo y además, estoy segura de que este cambio en la perspectiva con la que vemos el aprendizaje puede dar pie a que lo veamos como la gran aventura que en realidad es.